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Evaristo Baschenis. Instrumentos en silencio.

Evaristo Baschenis. Instrumentos en silencio.

 

Pasa en general con todos los instrumentos, pero de manera muy especial con los musicales: contemplarlos en reposo –en una estantería, dentro de su estuche o sobre una mesa- produce cierta inquietud. También su representación plástica, a menudo difícil, provoca esa sensación que se mueve entre la atracción y el respeto. Como si fuesen armas.

Por su falta de misterio odio los “instrumentos del aula” y los comparo con los libros de texto: cosas que son y no son; “son”, claro, pero sólo en aquellos aspectos en que menos habrían de ser. Y no son en las cosas que... lo que me gusta de libros e instrumentos parece estar ausente en ellos. Sólo viven en el aire de las aulas, haciéndolo aún más rancio. Pasa también con algunas reproducciones malas de instrumentos antiguos. Un amigo mío dice: “al coger un instrumento de verdad uno siente como si tomara un cachorro en brazos: bulle tibio”. Eso es: que ni los instrumentos escolares, ni los libros de texto dan para fiestas, ni para complicidades. Mi amigo cuenta este chiste:

-  Mira, tío, me he traído el xilófono tenor, lo vamos a pasar muy bien...

-  Venga, mete dentro el hamster.

Un libro de texto es un folleto gordo que se vuelve odioso, triste o invisible, tarde o temprano. Lo que digo admite obviamente matices, porque los libros de texto son variados; los que tiran –casi se podría decir “los que tiraban”- a manual tienen una razón de ser y un atractivo mayores. Tampoco estoy totalmente segura de que sea mejor impartir las materias de la secundaria sin libros de texto. Eso de pasar de los libros de texto tiene sus ventajas y sus inconvenientes... puede ser que las primeras aumenten desde que los libros se han convertido en repertorios –más o menos inspirados, más o menos improvisados- de actividades. Tampoco unos apuntes fotocopiados pueden competir con las ilustraciones a todo color. Pero ni por esas.

Además, los libros de texto suponen el grueso de la industria editorial española, o al menos un valor seguro. Y el debate en torno a ellos suele consistir en comparar o decantarse por las empresas que pertenecen a PRISA y las que tienen conexión con la iglesia católica. Prisa o misa. 

 

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