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Bibliojanda

Algo más que mover la batuta

A veces los alumnos me preguntan que para qué sirve un director de orquesta. Todos saben que un director lo que hace es dirigir, por eso creo que la verdadera pregunta es ¿qué hace... además de mover la batuta (el que la usa)? El trabajo de un director de orquesta en el escenario se reduce, básicamente, a indicar con claridad el comienzo de cada pieza musical (o de cada movimiento, en el caso frecuente de que la obra esté dividida en varias partes) y de velar porque los músicos no pierdan el pulso, el latido regular de la música (que nadie se duerma en los laureles o corra más de la cuenta). Hacen algunas cosas más pero, sobre todo, su importante papel es previo a la interpretación musical ante el público o de cara a una grabación: eligen cuáles y, especialmente, cuántos instrumentos han de tocar (normalmente los tipos de instrumentos vienen indicados en las partituras a partir del siglo XVII, pero no el número); deciden el tempo de la obra (la velocidad) porque, aunque este aspecto también se recoge en una partitura, hay muchos matices dentro de un tempo lento o rápido; marcan la dinámica (todo lo que tiene que ver con los cambios de volumen), dan diversas instrucciones de articulación en determinados pasajes (si hay que tocar ligado aquí, si hay que separar bien una serie de notas allá... en el lenguaje musical estos detalles se señalan con palabras como legato, staccato, piziccato...). En definitiva, imprimen carácter a una obra musical, la hacen un poco suya.
Así, dependiendo de qué director dirija, el resultado puede ser tan diferente que la música ni se reconozca, como ocurre si comparamos el fragmento de Las Indias Galantes de Rameau que os envié en el mensaje anterior y la versión del mismo fragmento que os mando ahora, dirigido por alguien que no sé quién es ni me importa (o quizá sí... para huir de él como de la peste a la hora de comprar un disco) y con una puesta en escena que será todo lo divertida que se quiera, pero yo quemaría el teatro con los músicos y los bailarines dentro. Salvaría a la del tambor, que tiene su gracia.
Estos dos videos, además de evidenciar lo que es un buen director y lo que es un director más soso que un huevo sin sal, demuestran que la música, por antigua que sea, no es algo que esté muerto y resucite cada cierto tiempo en un concierto, sino que sólo está dormida y a la espera de que alguien la despierte y le devuelva toda su energía.

Ana del Moral

1 comentario

Isa PR (a.k.a. CTV) -

AMO la expresión del cantante/gallo de pelea, en plan "...lo que hay que hacer para ganarse las lentejas..."